Esta es una de las mejores lecciones que puedes aprender en la vida, idealmente sin tener que aprenderla de primera mano. Nunca confíes en alguien que no disfruta sinceramente cuidar de su gente. Y especialmente en alguien que prefiere cuidar de los de afuera en lugar de su equipo. La generosidad de espíritu es obvia cuando la ves.