Sobre tener el pelo largo: Empecé a dejarme crecer el pelo a los 20 años. Acababa de terminar de servir en el ejército, donde me había afeitado la cabeza durante años. Después de hacer eso durante tanto tiempo, comencé a preocuparme de que pudiera quedarme calvo. Pensé que si iba a perder mi cabello eventualmente, quería disfrutarlo mientras aún lo tuviera. Así que lo dejé crecer. La primera vez que se hizo largo, honestamente no estaba seguro de cómo sentirme. Hubo una etapa intermedia incómoda en la que parecía que había renunciado por completo al aseo. No me sentía como el verdadero yo. Seguí pensando que me veía ridículo. Pero con el tiempo, me acostumbré y luego comencé a amarlo. Otras personas también lo hicieron. Después de un tiempo, dejé de escuchar comentarios como "deberías cortarlo" y comencé a escuchar "nunca lo cortes". Creo que a lo largo de mi vida, tener el pelo largo y rubio ha cambiado la forma en que la gente me ve y cómo me veo a mí misma. Hay algo un poco rebelde en ello. Hace que la gente asuma cosas: que eres artístico, de espíritu libre, tal vez incluso un poco poco serio. Eso puede ser molesto, pero también un poco liberador. Estás constantemente subvirtiendo las expectativas. También se convierte en un tipo extraño de activo. La gente te recuerda. Te destacas en una habitación sin intentarlo. Te hace sentir distinto en un mundo donde todo está optimizado para la igualdad. Es una especie de potencia silenciosa, no ruidosa ni agresiva, solo confiada en su propio ritmo. Y luego, cuando lo cortas todo para donar, significa algo. Se siente intencional. Como cerrar un capítulo. Pero en gran medida lo que he descubierto es que a la gente le importa menos de lo que crees. Además, te enseña paciencia. No puedes apresurar el cabello largo. Crece a su propio ritmo, y o haces las paces con eso o te vuelves loco. Entonces, si está pensando en dejarlo crecer, pruébelo. En el peor de los casos, lo cortas. O mejor aún, lo cortas y se lo das a alguien que lo necesita más que tú.