Un avance israelí podría hacer que la parálisis sea reversible | Duz Iz Neis Cada año, hasta medio millón de personas en todo el mundo sufren lesiones en la médula espinal que conducen a la parálisis, a menudo una condición que cambia la vida y es irreversible. Pero en Israel, los científicos están a punto de cambiar esa narrativa. En la empresa biotecnológica de vanguardia Matricelf, un equipo de investigadores está creando nuevo tejido de médula espinal a partir de las propias células de un paciente, un paso innovador que podría permitir pronto que las personas confinadas a sillas de ruedas puedan volver a caminar. "Un medicamento no puede devolver un nuevo hígado, cerebro o médula espinal", explica Gil, uno de los principales científicos de la empresa. "Lo que estamos proporcionando aquí es el potencial para curar enfermedades que los medicamentos no pueden". Dentro del laboratorio de Matricelf, los científicos extraen tejido graso y muestras de sangre de los pacientes para crear tejido neural personalizado, que luego se utiliza para reemplazar secciones dañadas de la médula espinal. "Generamos células madre a partir del tejido del paciente", dice la Dra. Tamar, una investigadora senior. "El tejido graso proporciona el material de andamiaje que permite a las células formar redes neuronales funcionales". La tecnología, desarrollada por el Prof. Tal Dvir del Centro Sagol de Biotecnología Regenerativa de la Universidad de Tel Aviv, ya ha sido probada con éxito en ratas paralizadas, que pudieron caminar y correr dentro de unos días después del tratamiento. El Ministerio de Salud de Israel ha otorgado ahora la aprobación preliminar para ensayos clínicos de "uso compasivo" en ocho pacientes israelíes. "Es parte de nuestro orgullo nacional tener esto probado aquí primero", dice Gil. "Es natural que los pacientes israelíes sean los primeros en beneficiarse de este tratamiento". Utilizando ingeniería de tejidos y genética avanzada, el equipo ha logrado recrear una red espinal funcional que imita la estructura natural de la médula espinal. Bajo el microscopio, los tejidos ingenierizados parecen "felices de conectarse entre sí", dice Tamar, describiendo cómo intercambian señales eléctricas de manera similar a una médula espinal sana. El proceso toma aproximadamente seis meses desde la recolección de células hasta el trasplante. Una vez implantado, el tejido "comienza a enviar señales al huésped", explica Gil. "Dentro de unas semanas, vemos el circuito reconectarse, el cerebro y la médula espinal comienzan a comunicarse nuevamente". La investigación tiene una urgencia especial en Israel, donde miles de soldados y reservistas han sido heridos o paralizados durante la guerra contra Hamas. Los ensayos iniciales se centrarán en pacientes con lesiones espinales localizadas, casos donde el daño es claro y medible. "Sabemos exactamente dónde se corta la comunicación", dice Gil. "Al colocar nuestro implante en esa área, podemos restaurar el circuito, podemos cerrar literalmente el lazo". Si tiene éxito, esta innovación podría revolucionar la medicina de rehabilitación y traer esperanza a millones. Como dijo un investigador, "No solo estamos reparando tejido, estamos restaurando vidas."