En los suelos helados del Ártico, los científicos han descubierto un sorprendente cambio bajo la superficie. Microbios diminutos que consumen metano, conocidos como comedores de metano, parecen estar superando a aquellos que lo producen. Esto es importante porque el metano es un potente gas de efecto invernadero que atrapa mucho más calor que el dióxido de carbono. Si los comedores de metano se mantienen a la delantera, podrían ayudar a reducir la cantidad de este gas que escapa a la atmósfera. Estos comedores de metano prosperan en suelos que son ligeramente más secos y ricos en oxígeno, lo que les permite descomponer el metano antes de que suba al aire. En contraste, los microbios productores de metano prefieren ambientes húmedos y con bajo contenido de oxígeno. A medida que el permafrost continúa descongelándose y las condiciones del suelo cambian, más áreas pueden volverse favorables para que los comedores de metano crezcan y hagan su trabajo. Este descubrimiento brinda a los científicos una esperanza cautelosa de que la naturaleza misma podría ralentizar algunas emisiones de gases de efecto invernadero en el Ártico. Sin embargo, el resultado depende de cuán rápido se calienta el clima y de cómo cambien los niveles de humedad y oxígeno del suelo en las próximas décadas. Artículo de investigación 📄 DOI: 10.1029/2025EO250400