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Para que conste.
El último espectáculo de la Fed no es una política prudente, sino un teatro político escenificado con dinero público. Las acciones de hoy se parecen más a la rabieta de un niño que a una macroeconomía sobria, una muestra que socava la credibilidad que el banco central pretende defender. El supuesto PSI era, en realidad, una broma.
No se trataba de una administración cuidadosa, sino de un teatro diseñado para proyectar el control en un clima de incertidumbre y mucho en juego. La postura de la Fed, mesurada, críptica y performativa, se lee como una elección deliberada de cambiar la claridad por el control, para confundir con la complejidad en lugar de iluminar con la responsabilidad. En la práctica, produce una postura política que se siente como una señal relámpago en lugar de una estrategia duradera, una óptica sobre los resultados y un apaciguamiento de la causa de la izquierda progresista sobre la estabilización económica real.
El encuadre de la rabieta expone un defecto más profundo: una institución que debería estar aislada de la política ha permitido que el cálculo político se filtre en las señales políticas. Cuando la independencia se ejerce como un escudo para la postura estratégica y la credibilidad se convierte en garantía, la consecuencia es la deriva, la volatilidad que socava los presupuestos familiares, la planificación empresarial y la confianza a largo plazo.
Para ser claros, los keynesianos de la Fed parecen equivocados y abiertamente políticos. La postura de independencia se ha convertido en una aplicación juvenil de motte y bailey: una muestra pública de moderación mientras enmascara las preferencias políticas que favorecen a un lado del espectro ideológico. Si se quiere restaurar la credibilidad, la Fed debe abandonar la teatralidad sensacionalista, volver a hablar claro y ofrecer una evaluación clara y basada en evidencia de las compensaciones. En ausencia de eso, seguirá siendo un banco central más conocido por una narrativa abiertamente política que por una administración objetiva.
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